El fin de vuestra larga y penosa jornada

EL FIN DE VUESTRA LARGA Y PENOSA JORNADA

Texto de la Alocución por V. T. Houteff, Ministro de los Davidianos Adventistas del Séptimo Día --{1LO37 8.1}

El Sábado, 19 de abril de 1947 Capilla del Monte Carmelo Waco, Texas --{1LO37 8.2}

Nuestro tema de esta tarde se encuentra en el capítulo 51 de Isaías, comenzando con el versículo uno. --{1LO37 8.3}

Isa. 51:1, 2 – “Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis al Señor. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz. . .” --{1LO37 8.4}

En este capítulo Dios habla a los descendientes de Abraham, a una generación que sigue la justicia. Necesitamos ahora encontrar en la corriente del tiempo la generación exacta a la que se está dirigiendo la Inspiración. --{1LO37 8.5}

¿Será el pueblo de los tiempos de Moisés? ¿O de los tiempos de Isaías? ¿O del tiempo de los Apóstoles? ¿O será de nuestro tiempo? ¿O de algún otro tiempo? Si el capítulo se dirige a nosotros, entonces nuestra necesidad de estudiarlo y nuestro interés en él, serán infinitamente más grandes que si esto fuera de otra manera. La información que buscamos se encuentra en el versículo 17. --{1LO37 8.6}

Isaías 51:17 – “Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano del Señor el cáliz de su ira; porque el cáliz de aturdi- miento bebiste hasta los sedimentos.” --{1LO37 8.7}

  Estos versículos revelan que Dios está hablando a un pueblo que ha pasado por todas las pruebas, privaciones, cautiverio y persecución asignados a ellos por los cuales tuvieron que atravesar debido a su pecado y desobediencia –ellos han bebido las heces del cáliz de aturdimiento, y aun hasta exprimirlo, han llegado al fin de todas sus pruebas. Esto, por supuesto no podría decirse al pueblo en el tiempo de Moisés, ni tampoco al del tiempo de Isaías, ni siquiera al pueblo del tiempo de los Apóstoles. No pudo haber sido dicho a cualquier pueblo en cualquier tiempo sino a los que han llegado al tiempo de su liberación de la necesidad, del temor e inseguridad que se acarrearon por su pecado y rebelión. El llamado divino para despertarlos, no obstante, revela que aunque el tiempo de su liberación ha llegado, con todo están en un sueño espiri- tual profundo –ignorantes de estas nuevas buenas. --{1LO37 9.1}

Isa. 51:22 – “Así dijo tu Señor, el Señor tu Dios, el cual aboga por su pueblo: He aquí he quitado de tu mano el cáliz de aturdimiento, los sedimentos del cáliz de mi ira; nunca más lo beberás.” --{1LO37 9.2}

Se ve que Dios positivamente se está dirigiendo a un pueblo que ya ha recibido todo el castigo que pueda recibir, y finalmente Él está pleiteando su causa. Esto no puede decirse en cualquier tiempo a cualquier pueblo hasta ahora. ¿Cómo sabemos que el tiempo está aquí y que el Señor ahora nos está hablando? Lo sabemos por el hecho que estas profecías sobre el tema, tan largo tiempo escondidas, son ahora por primera vez reveladas y traídas a nuestra atención. Ahora estamos listos para estudiar el capítulo versículo por versículo. --{1LO37 9.3}

Isaías 51:1, 2 – “Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis al Señor. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué.” --{1LO37 9.4}

    --{1LO37 10.1}

  Dios aconseja a su pueblo de hoy que le oigan a Él. Estos son los que están procurando obtener justicia, estos son los que están buscando al Señor y que están deseosos de tener un reavivamiento y una reforma entre ellos. Son urgidos a que miren la roca de donde fueron cortados, y al hueco de la cantera de donde fueron arrancados. --{1LO37 10.2}

No hemos de concluir que los judíos son los únicos descendientes de Abraham. Los que son lo suficientemente afortunados para tener esta revelación traída a ellos, son el pueblo. No hay otra conclusión segura si Dios no hace que las profecías sean escritas, selladas y luego reveladas a su voluntad y al tiempo señalado. Por lo tanto los judíos no son los únicos descendientes de Abraham. Para encontrar quienes son realmente estos buscadores de justicia, hay varios hechos genealógicos que considerar: 1) solamente los ciudadanos del reino de Judá, (el reino de las dos tribus, Judá, y Benjamín) recibieron el título de judíos. 2) Los del reino de las diez tribus, (el reino de Israel) fueron esparcidos entre las naciones y allí completamente perdieron su identidad. 3) La misma iglesia cristiana es una rama progresiva de la iglesia y la nación judía –los apóstoles y sus seguidores hasta cerca del año 35 D.C. fueron todos judíos. Entonces fue que nuevamente una multitud de judíos perdieron su identidad llamándose “cristianos.” Comparativamente hablando, sólo unos pocos judíos, del reino de Judá, han conservado su título nacional, judíos. --{1LO37 10.3}

Los descendientes de los primeros cristianos judíos y los descendientes de las diez tribus, a través de la corriente del tiempo debieron haber aumentado hasta ser una multitud innumerable, porque la simiente de Abraham había de ser como la arena del mar en multitud. --{1LO37 10.4}

  Los descendientes de los primeros cristianos judíos y los descendientes de las diez tribus, a través de la corriente del tiempo debieron haber aumentado hasta ser una multitud innumerable, pues la simiente de Abraham había de ser como la arena del mar en multitud. Es, por lo tanto, obvio que los pocos identificables judíos de hoy no son los únicos descendientes de Abraham. Sino que muchos de los gentiles deben ser de Abraham. Puesto que esta situación mezclada existe, difícilmente uno puede decir con certidumbre que él no es uno de los hijos de Abraham. Probablemente, muchas de las naciones quienes el mundo llama gentiles son los hijos de Abraham. No sabemos con certeza quien es quien. Dios, sin embargo ha guardado un perfecto registro genealógico, pues él dice: “Yo me acordaré de Rahab y de Babilonia entre los que me conocen; he aquí Filistea y Tiro, con Etiopía; este nació allá. Y de Sion se dirá: Este y aquél han nacido en ella, y el Altísimo mismo la establecerá. Jehová contará al inscribir a los pueblos: Este nació allí. Selah”. Salmos 87:4-6.  --{1LO37 11.1}

  Más aún, aunque uno sea de sangre gentil, si verdaderamente acepta a Cristo, por nacimiento espiritual llega a ser de la simiente de Abraham pues dice la inspiración: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”. Gálatas 3:29. Los hijos de Abraham aquí mencionados, por lo tanto, no deben buscarse entre los judíos identificables no creyentes, sino entre los cristianos. Son amonestados a mirar a Abraham y a Sara, y a considerar que cuando Dios llamó a Abraham, aunque era sólo, no obstante, obedeció y Dios le bendijo; que a pesar de todas las imposibilidades aparentes con él y con Sara, El le multiplicó. ¿Y qué tal si usted sólo personalmente fue llamado por Su palabra, como lo fue Abraham, para representar usted sólo la Verdad y justicia, sería usted un héroe por Dios como Abraham, o sería usted como el apóstata Judas Iscariote?  --{1LO37 11.2}

--{1LO37 11.3}

 Si no tuvimos el privilegio de escoger como Abraham, Dios no nos hubiera recordado de la experiencia de Abraham. Se nos ha dicho clara- mente que no perdamos el ánimo, sino que tengamos fe en Dios, porque Él tiene planes de bendecirnos y multiplicarnos, como bendijo y multiplicó a nuestros antepasados, Abraham y Sara. La razón que Él da para bendecirnos como los bendijo, es ésta: --{1LO37 12.1}

Isa. 51:3 – “Ciertamente consolará el Señor a Sion; consolará todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso, y su soledad en huerto del Señor; se hallará en ella alegría y gozo, alabanza y voces de canto.” --{1LO37 12.2}

El punto central de las Escrituras es la reconstrucción de Sion, y eso es nuestra carga. --{1LO37 12.3}

Isa. 51:4, 5 – “Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi justicia para luz de los pueblos. Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación, y mis brazos juzgarán a los pueblos; a mí me esperan los de la costa, y en mi brazo ponen su esperanza.” --{1LO37 12.4}

Se nos pide que oigamos al Señor, porque una ley y un juicio han de proceder de Él. Estos han de ser “una luz al pueblo.” Otra vez dice el Señor: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa del Señor como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la Palabra del Señor. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.” Isa. 2:2-4. --{1LO37 12.5}

 La ley ha de salir cuando el monte de la casa del Señor (el Reino) sea confirmado por cabeza de todos los montes, (reinos) y cuando sea exaltado sobre todos los collados. Entonces la “luz” hará que las naciones que son amonestadas, corran y suban al monte del Señor. Y también en lugar de batir sus rejas en espadas y en hoces sus lanzas (Joel 3:10), ellos volverán sus espadas en rejas, y sus lanzas en hoces. “No alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.” Isa. 2:4. --{1LO37 13.1}

Decir, “cercana está mi justicia,” y “ha salido mi salvación,” es decir que la salvación ha estado aquí, pero la justicia está por venir. ¡Y cuán verdadero es! --{1LO37 13.2}

¿Qué es el “brazo” del Señor que juzgará a los pueblos? Esto lo veremos al leer a continuación: --{1LO37 13.3}

Isa. 51:9, 10 – “Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo del Señor; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó a Rahab, y el que hirió al dragón? ¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos?” --{1LO37 13.4}

¡Cuán ilógico sería para Dios estar tratando de despertarse a sí mismo, como si Él o su brazo se encontraran dormidos! Este versículo muestra que Él llama “su brazo” al movimiento del Éxodo. --{1LO37 13.5}

Justamente así, porque Dios ejecuta su obra con sus siervos. Por lo tanto, sus siervos son su brazo y ellos juzgarán (regirán) a las naciones y las naciones confiarán en ellos. --{1LO37 14.1}

Isa. 51:6 – “Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán sus moradores; pero mi salvación será para siempre, mi justicia no perecerá.” --{1LO37 14.2}

Necesariamente se nos recuerda que todas las cosas perecerán, pero los que obtengan la salvación y la justicia de Dios permanecerán para siempre. --{1LO37 14.3}

Isa. 51:7 – “Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ul- trajes.” --{1LO37 14.4}

Los que conocen su justicia, la gente a quien es revelada su Verdad, y que tiene su ley en su corazón, obviamente sufrirán por las afrentas y los ultrajes de los hombres, pero ellos son amonestados que no tengan temor. Y ¿cuál será el fin de sus adversarios? –He aquí la respuesta: --{1LO37 14.5}

Isa. 51:8 – “Porque como a vestidura los comerá polilla, como a lana los comerá gusano; pero mi justicia permanecerá perpetuamente, y mi salvación por siglos de siglos.” --{1LO37 14.6}

Con pesar nos compadecemos de nuestros hermanos laodicenses que están tan ciegamente disgustados contra nosotros. --{1LO37 14.7}

Isa. 51:9, 10 – “Despiértate, despiértate, vístete de poder, oh brazo del Señor; despiértate como en el tiempo antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que cortó a Rahab, y el que hirió al dragón? ¿No eres tú el que secó el mar, las aguas del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades del mar para que pasaran los redimidos?” --{1LO37 14.8}

Si su pueblo no estuviera dormido, entonces, ¿qué necesidad habría de llamarlo para despertarse? Estamos contentos porque Dios mismo nos está levantando y claramente nos está diciendo que así como nuestros antepasados hicieron grandes cosas, nosotros como “brazo” del Señor, cosas más grandes que ellos podemos y haremos. --{1LO37 15.1}

Isa. 51:11 – “Ciertamente volverán los redimidos del Señor; volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán.” --{1LO37 15.2}

Gracias sean dadas a Dios porque no sólo nos despierta y hace que volvamos a Sion cantando, sino que también quitará nuestros gemidos y dolor para siempre. Él es poderoso para poner gozo perpetuo sobre nuestras cabezas. --{1LO37 15.3}

Isa. 51:12 – “Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como heno?” --{1LO37 15.4}

En un esfuerzo para mostrarnos lo absurdo que es temer a los hombres que mueren como la hierba bajo pie, la Inspiración en este versículo enfatiza la promesa consoladora de Isaías 51:11, debe ser porque para algunos el temor del hombre es grande. Ahora que tenemos la Palabra de Dios y su consuelo, temamos sólo a Aquel a quien ha de temerse. --{1LO37 15.5}

Isa. 51:13 – “Y ya te has olvidado del Señor tu Hacedor, que extendió los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía para destruir. ¿Pero en dónde está el furor del que aflige?” --{1LO37 16.1}

Cuando comenzamos a temer al hombre, exactamente en ese momento, nos olvidamos de Dios. La pregunta “¿En donde está el furor del que aflige?” implica en realidad que no hay ninguno, que solamente es una fanfarronada. --{1LO37 16.2}

Isa 51:14, 15 – “El preso agobiado será libertado pronto; no morirá en la mazmorra, ni le faltará su pan. Porque yo el Señor, que agito el mar y hago rugir sus ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es el Señor de los ejércitos” --{1LO37 16.3}

Si, los cautivos esperan por su liberación, pero Dios no espera para que el mar se divida a sí mismo. Él lo divide a su voluntad y hace que su pueblo lo atraviese por tierra seca. --{1LO37 16.4}

Isa. 51:16 – “Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra de mi mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los cimientos de la tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú.” --{1LO37 16.5}

Aquí tenemos la declaración misma de Dios, de que las palabras que hablamos, son las palabras de Verdad que vienen directamente de Él. Además, Él nos asegura que su mano, su cuidado en guardarnos, está en nuestro derredor; que por este medio Él puede plantar los cielos y fundar la tierra y decir a Sion, “Pueblo mío eres tú.” --{1LO37 16.6}

Isa. 51:17 – “Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén, que bebiste de la mano del Señor el cáliz de su ira; porque el cáliz de aturdimiento bebiste hasta los sedimentos.” --{1LO37 16.7}

 Despierte, despierte, amigo mío, al hecho de que nuestra cautividad, nuestro dolor y nuestro gemido pronto terminarán; nunca más volveremos a pasar por ellos. El que divide el mar sin duda puede libertarnos. --{1LO37 17.1}

Isa. 51:18 – “De todos los hijos que dio a luz, no hay quien la guíe; ni quien la tome de la mano, de todos los hijos que crió.” --{1LO37 17.2}

La condición pasada y presente de Sion es presentada ante nuestra vista para nuestra consi- deración. ¡Qué desolación! ¡En qué terrible estado se encuentra la iglesia después de haber dado a luz tantos hijos! ¡No hay ni uno de ellos que la ayude! --{1LO37 17.3}

Aquí se nos dice que los laicos en Laodicea no son de ninguna ayuda espiritual para la madre (el ministerio) –no, ninguno de ellos hace siquiera un esfuerzo para levantar su mano y ayudar a los hermanos ministros. Todos están de acuerdo más o menos para permanecer “desventurados, misera- bles, pobres, ciegos y desnudos.” Apoc. 3:17. --{1LO37 17.4}

Isa. 51:19 – “Estas dos cosas te han acontecido: asolamiento y quebrantamiento, hambre y espada. ¿Quién se dolerá de ti? ¿Quién te consolará?” --{1LO37 17.5}

Antiguamente a David se le dio a escoger una de tres cosas “. . . Vino, pues, Gad a David, y se lo hizo saber, y le dijo: ¿Quieres que te vengan siete años de hambre en tu tierra? ¿O que huyas tres meses delante de tus enemigos y que ellos te persigan? ¿O que tres días haya peste en tu tierra?. . .” 2 Sam. 24:10-13. De la misma manera ahora se le pide al pueblo de Dios que escoja o la desolación y destrucción, o hambre y espada. Por consiguiente, a diferencia del tiempo de David, Él mismo resuelve nuestro problema si se lo permitimos. --{1LO37 17.6}

   Hay algunas de las cosas por las cuales el pueblo de Dios ha pasado y aún algunas de estas cosas todavía los rodean. Sin embargo nuestra esperanza está en la liberación de Dios. --{1LO37 18.1}

Isa. 51:20-22 – “Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas de todos los caminos, como antílope en la red, llenos de la indignación del Señor, de la ira del Dios tuyo. Oye, pues, ahora esto, afligida, ebria, y no de vino: Así dijo tu Señor, el Señor tu Dios, el cual aboga por su pueblo: He aquí he quitado de tu mano el cáliz de aturdimiento, los sedimentos del cáliz de mi ira; nunca más lo beberás.” --{1LO37 18.2}

¿No estaremos agradecidos de saber que todos aquellos cuyos nombres se encuentren en el libro serán librados aun del tiempo de angustia en el cual pronto hemos de entrar? –Miguel se levantará, y estará por su pueblo (Dan. 12:1). Una vez que Él nos junte, nunca más nos esparcirá otra vez. --{1LO37 18.3}

Isa. 51:23 – “Y lo pondré [el cáliz de su furor] en mano de tus angustiadores, que dijeron a tu alma: Inclínate, y pasaremos por encima de ti. Y tú pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino, para que pasaran.” --{1LO37 18.4}

Los papeles se han cambiado; lo que una vez el pueblo de Dios tuvo que tomar de sus enemigos, sus enemigos pronto deben de tomarlo de ellos. Por lo tanto, no descuidemos el aprovechar la súplica de Dios para liberarnos. --{1LO37 18.5}

Si, mis amigos, puesto que nuestra larga y penosa jornada llega a su fin, como “brazo” de Dios prestemos atención fervorosa a su llamada despertadora. Al fin de nuestra larga y penosa jornada, no permitamos ahora que nada nos impida obtener las dos cosas que han de hacernos quedar en pie para siempre –la salvación y la justicia de Dios. --{1LO37 19.1}

Ahora se nos pide elegir o estar del lado de Dios o del lado de sus adversarios (a los que tememos); aquellos quienes hacen todo para cerrar nuestros ojos a la Verdad de Dios para este tiempo –escoger a Dios, su Espíritu y su Verdad revelada, o escoger a los hombres, la desolación y destrucción, el hambre y la espada. --{1LO37 19.2}