¿Qué hace a uno elegible?

¿QUÉ LO HACE A UNO ELEGIBLE?

 LAODICENSE O DAVIDIANO -- ¿CUÁL? --{1LO7 1.1}

MEDITACIÓN PARA LA ORACIÓN DE APERTURA --{1LO7 1.2}

Daré lectura en el libro El Discurso Maestro de Jesucristo, páginas 90, 91, comenzando con el cuarto párrafo. --{1LO7 1.3}

“El primer paso para acercarse a Dios consiste en conocer y creer en el amor que siente por nosotros; solamente por la atracción de su amor nos sentimos impulsados a ir a Él. --{1LO7 1.4}

“La comprensión del amor de Dios induce a renunciar el egoísmo. Al llamar a Dios nuestro Padre, reconocemos a todos sus hijos como nuestros hermanos. Todos formamos parte del gran tejido de la humanidad; todos somos miembros de una sola familia. En nuestras peticiones hemos de incluir a nuestros prójimos tanto como a nosotros mismos. Nadie ora como es debido si solamente pide bendiciones para sí mismo. --{1LO7 1.5}

“ ‘Que estás en los cielos.’ Aquel a quien Cristo pide que miremos como ‘Padre Nuestro,’ ‘está en los cielos; todo lo que quiso ha hecho.’ En su custodia podemos descansar seguros diciendo: ‘En el día que temo, yo en ti confío’ ” --{1LO7 1.6}

¿Por qué cosa nos instruye a orar la lectura? Por una apreciación del amor de Dios y por un mejor entendimiento de Él: por el entendimiento correcto de lo que significa la oración del Padre Nuestro; por sabiduría para saber por qué nos dirigimos a Dios como a nuestro Padre, por qué somos miem- bros de una familia, y como hermanos, hijos de un mismo Padre. Por gracia para recordar orar no sólo por nosotros mismos, sino también por nuestros prójimos, y aún por nuestros enemigos. --{1LO7 1.7}

¿QUÉ ES LO QUE HACE A UNO ELEGIBLE?

Texto de la Alocución por V. T. Houteff, Ministro de los Davidianos Adventistas del Séptimo Día --{1LO7 2.1}

El Sábado, 21 de septiembre de 1946 Capilla del Monte Carmelo --{1LO7 2.2}

Waco, Texas --{1LO7 2.3}

Algunos hermanos me han escrito de tiempo en tiempo preguntándome acerca de lo que puede hacerlos elegibles para recibir el sello de Dios. Unos desean saber si haciendo esto o haciendo lo otro pueden ser sellados. Otros desean saber si al no hacer esto o aquello dejarán de recibir el sello. --{1LO7 2.4}

Sin duda que las preguntas son oportunas y buenas. Tales preguntas vitales merecen res- puestas tan concretas como las mismas preguntas. --{1LO7 2.5}

¿Y quiénes pueden dar un respuesta más concreta que los que han sido delanteros a nosotros; los que han tenido que cumplir con los mismos deberes que nosotros, los que han pasado por una misma experiencia y andado por el mismo camino que hoy estamos andando; los que una vez se estaban a sí mismos preparando para el reino como lo estamos haciendo nosotros? --{1LO7 2.6}

¿En quiénes encontramos semejante paralelo? – En ningunos otros que en aquellos que dejaron a Egipto y partieron a la Tierra Prometida. No, en ningunos otros. Ellos son nuestro único tipo. La Inspiración dice: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.” (1 Cor. 10: 11). Por lo tanto, sus deberes son nuestros deberes y sus fracasos deberían ser nuestros peldaños hacia el buen éxito. De esta forma las obras de los que entraron a la tierra prometida deben ser nuestras obras, y si hemos de ser sellados, entonces las obras de aquellos quienes fracasaron en entrar allá, deben ser rehuidas por nosotros tan completa y tan rápidamente como rehuiríamos el foso de un león. --{1LO7 2.7}

Vamos ahora a averigüar por qué algunos de ellos entraron a la tierra prometida y otros no, porque esto es lo que la Inspiración manda que hagamos. Esta escritura implica que si las experiencias del antiguo Israel no hubieran sido para ejemplo, nunca hubieran sido escritas. Cuán importante es entonces que las estudiemos diligentemente. Si, para poder saber que tenemos o que no tenemos que hacer para recibir el sello y entrar en la tierra prometida, debemos examinar las obras de ambos: los que entraron a la tierra y los que fueron dejados fuera de ella.

Empecemos nuestra investigación comenzando con Moisés, con el agente humano, el dirigente visible del movimiento. Educado en las cortes de Faraón, él recibió la más alta educación que el mundo entonces ofrecía. Y habiendo entendido que él era el que iba a libertar a sus hermanos de la esclavitud Egipcia, se sintió muy capaz para el trabajo. --{1LO7 3.1}

Recordarán la historia de como él empezó a libertarlos aunque todavía no se le había dicho que lo hiciera. Mató a un egipcio, cayó en una disputa con uno de los hebreos y luego huyó por su vida. Así fue que en Madián obtuvo un trabajo, llegó a ser pastor y se casó con la hija de su empleador. Durante esos cuarenta años de su vida como pastor, él olvidó el idioma de los egipcios, y con ello, el conocimiento y ciencia de los egipcios. Sin em- bargo, en lugar de ello, aprendió a cuidar bien a las ovejas. Por lo tanto, desechó de su mente la idea de liberar al pueblo de Dios de la esclavitud egipcia. Entonces fue cuando Dios lo vio fuerte y bien capacitado y le mandó regresar a Egipto y sacar a su pueblo acongojado. Recordarán como Moisés protestó en contra de la idea y argumentó que había fracasado en su primer intento, en el tiempo cuando era joven y bien instruido y que a aquella hora tardía de su vida él no quiso intentarlo de nuevo porque ya no podía hablar más el idioma. Después de una conversación prolongada Dios eliminó estas objeciones prometiéndole darle a su hermano Aarón, para ser su portavoz, y Moisés finalmente consintió en regresar a Egipto. --{1LO7 3.2}

 Allí con su vara de pastor obró señales y maravillas ante los egipcios y los hebreos. Y ustedes recuerdan lo que sucedió la noche de la pascua, la noche antes de que ellos salieran de Egipto. Moisés había proclamado por toda la tierra que en toda casa donde no se encontrara la sangre en los dinteles de las puertas, que esa misma noche, los primogénitos de esa casa morirían. --{1LO7 4.1}

Al día siguiente los que desobedecieron el man- dato divino estaban ocupados en lamentar y en enterrar a sus muertos, mientras que los que obedecieron la orden estaban gozosamente abando- nando las ciudades. Si, sólo los que fueron capaces de obedecer órdenes fueron libertados de la es- clavitud. Por lo tanto, es un requisito previo que aprendamos a obedecer órdenes si hemos de recibir el sello de Dios en nuestras frentes. --{1LO7 4.2}

Sin embargo, no olvidemos, que los hijos de Israel dejaron Egipto con gran celo y grandes esperanzas. Pero cuando vieron ante ellos el Mar Rojo y al ejército de Faraón a sus espaldas, se llenaron de gran consternación. Ellos se vieron en una trampa de muerte aunque estaban al borde de otra gran liberación maravillosa. Entonces se volvieron a Moisés acusándole de haberlos traído al mar haciendo imposible que ellos escaparan de sus enemigos. --{1LO7 4.3}

 Humanamente viendo la situación, ellos estaban en una situación peligrosa. En aquel momento olvidaron la liberación milagrosa de los capataces de Faraón, y sus ojos se cegaron a la maravillosa nube de día y a la columna de fuego de noche que los había guiado por todo el camino. Como ellos vieron esto, la evidencia en contra de la capacidad de Moisés para guiarlos con seguridad fue abrumadora. De la manera como lo vieron, el proyecto entero parecía destinado a fracasar. Sus esperanzas de ir hacia adelante o aún de retroceder los abandonaron, ¡y todo porque creían que Moisés y no Dios era su libertador! Cuán cortos de vista, inconstantes, incrédulos y olvidadizos somos los seres humanos. La experiencia en la obra del evangelio me ha enseñado que el pueblo de Dios de hoy tiene ahora el mismo tentador contra el cual luchar y las mis- mas tentaciones que vencer si han de recibir el sello de Dios. --{1LO7 5.1}

¡Qué gran diferencia hubiera sido si los israelitas solamente hubieran creído que Dios, y no Moisés, era su líder, que lo que a ellos les parecía ser una trampa de muerte, era sólo su puerta de esperanza! Que su experiencia nos enseñe a recordar que Dios, o nos está guiando completamente o no lo está haciendo, que sus caminos no son nuestros caminos, y que lo que parece ser nuestro mayor obstáculo, puede resultar nuestra mayor bendición. --{1LO7 5.2}

Podemos ahora ver que el verdadero peligro de Israel no estaba en lo que Moisés hacía, sino en la incredulidad de que Dios tuviera las riendas en sus manos, en no reconocer que los caminos de Dios están más allá de lo que sabemos –contrarios a los nuestros. Fracasaron muchas veces en ver que Dios podía obrar milagro tras milagro para librarlos de la mano de sus enemigos, que Él podía secar el océano tan fácilmente como podía inundar la tierra. --{1LO7 5.3}

Teniendo sus fracasos ante nosotros, debemos hacer de ellos nuestros peldaños hacia el éxito. Por lo tanto, creamos con todo nuestro corazón que Dios está a cargo de nuestra salvación, de nuestras vidas y de nuestra muerte también, y que Él es capaz de liberarnos aún si la tierra cayera fuera del espacio, que no podemos morir si Él quiere que vivamos y que no podemos vivir si Él quiere que muramos. Tengamos en mente que no sabemos nada acerca de los planes de Dios excepto lo que Él nos ha dicho por medio de sus siervos señalados, los profetas, y como los presenciamos día tras día. Si diariamente caminamos con Dios, si confiamos to- do a Él, entonces la responsabilidad es toda de Él. --{1LO7 5.4}

    --{1LO7 6.1}

 Dios, en su sabiduría, trajo a Israel al Mar Rojo para su propio bien, y aunque no podían ver su camino, sin embargo, por causa de su nombre dividió el mar, los atravesó salvos, y a la vez ¡por el mismo milagro, destruyó a sus enemigos! --{1LO7 6.2}

Si Moisés hubiera dudado, como el pueblo que estaba con él, del poder y liderazgo de Dios, ¿Qué efecto hubiera obtenido con su vara cuando hirió el mar con ella? –ninguno. Si el juicio del Infinito fuera lo mismo como el juico del finito entonces el ejército de Faraón hubiera matado o esclavizado de nuevo a Israel. --{1LO7 6.3}

Por lo tanto, sus liberaciones poderosas debieran establecer para siempre nuestra confianza en Dios, y debería permanecer como recuerdo perpetuo que la sabiduría de los hombres es locura ante Dios, y que la fe en Él verdaderamente mueve montes y océanos también. --{1LO7 6.4}

A pesar de estos ejemplos, no obstante los hombres hoy día todavía esperan que Dios obre de acuerdo al criterio de ellos, y por esto es que algunas veces Él usa niños en su obra en lugar de hombres sabios y prudentes. --{1LO7 6.5}

  El ejército hebreo bien sabía que ellos habían sido guiados al mar siguiendo la nube de día y la columna de fuego de noche. Sin embargo, ninguno de estos prodigios pareció haber hecho ninguna impresión duradera sobre ellos. Hay peligro en que nosotros también podamos olvidar la forma en la cual el Señor nos ha guiado. --{1LO7 7.1}

Después que Israel cruzara el mar y después que el mar envolviera a sus enemigos en su seno, todos ellos cantaron y dieron la gloria a Dios, pero aunque el ejército de Faraón y el mar ya no fueron objetos de miedo sino de interés, sus pruebas, dudas y temores todavía no habían terminado: Casi inmediatamente después que vieron el mar atrás y el desierto adelante empezaron a recriminar a Moisés por haberlos traído al desierto para sufrir de hambre y de falta de agua. Nunca penetró en sus mentes que si Dios pudo secar el mar, podía ciertamente inundar el desierto y hacerlo florecer como una rosa. A pesar de sus dudas y sus quejas Dios de nuevo realizó un milagro aun mayor: ¡hizo que de la roca brotara agua y les trajo maná del cielo! --{1LO7 7.2}

Hoy como en los días de Moisés muchos están duplicando los pecados de ese pueblo. Algunos es- tán encendidos un día y al día siguiente están fríos. Otros alaban a Dios en voz muy alta mientras su barco navega suavemente, pero cuando el mar se encrespa y las olas comienzan a batirse en contra de ellos entonces ven a un hombre ante el timón, y en lugar de esperar que Dios calme el mar comienzan a buscar un lugar donde desembarcar. Además hay otros que constantemente están tratando de promoverse a sí mismos por continuas murmuraciones en contra de los que llevan la carga total. Por esto es que debe haber entre nosotros hoy infieles,  que  dudan,  quejosos,  buscadores  de cargos y murmuradores antitípicos, reconociendo una gran verdad un día y olvidándola al día siguiente –y ¡con todo esperando ser sellados con el sello de Dios y estar con el Cordero sobre el Monte de Sion! --{1LO7 7.3}

  El Señor alimentó a su pueblo antiguo con comi- da de ángeles, la clase que su trabajo y el clima requerían. Se les daba fresca diariamente y no les costaba ni un centavo. Todo lo que ellos tenían que hacer era traerlo a sus tiendas y comerlo. Pero no les gustó el maná, y desearon regresar a Egipto y comer las ollas de carne, “los puerros, cebollas y ajos.” A sus ojos Moisés era el mayor de los pecadores y lo culpaban por cada prueba de su fe. Si Dios les hubiera dado otra cosa en lugar del maná, habrían estado inconformes de todas maneras porque tenían en sí un mal espíritu. Comamos y bebamos con gozo y gratitud la comida que el Señor nos da para comer y cuando Él nos la da. --{1LO7 8.1}

Recuerden que por codiciar alimento de carne hicieron la situación insoportable para Moisés. Así, para su gran sorpresa las codornices llenaron el campo y la multitud las llevó a sus tiendas. ¡Pero a qué costo! Miles de ellos murieron aun mientras la carne estaba en sus bocas. Entonces entendieron que el maná era el mejor alimento. Fue una gran lección, pero costosa. ¿Y qué de nosotros los vegetarianos? --{1LO7 8.2}

Sin embargo, sus murmuraciones no terminaron, ellos encontraron algo más de que murmurar. Estaban celosos de Moisés y de Aarón: “Se han puesto ustedes mismos sobre la congregación del Señor.” Los buscadores de cargos se quejaban: “Nosotros somos igualmente favorecidos de Dios como lo son Moisés y Aarón. Dios habla a nosotros tanto como Él habla a ellos,” dijeron. ¿Y quiénes eran los principales murmuradores? –los príncipes de la nación, los hombres que fueron los más capaces, los mismos que tenían un mejor conocimiento. Aquellos que podrían haber sido la mayor ayuda para Moisés llegaron a ser su mayor impedi- mento. Ambicionaban la posición de Aarón y codi- ciaban el cargo de Moisés. No querían satisfacerse con menos. ¡El Señor mismo no pudo más conellos! La única cosa que pudo hacer fue provocar que la tierra los tragara. De esta manera en un día miles–prácticamente todos los así llamados sabios, cayeron en las entrañas de la tierra. ¿Estamos nosotros también buscando cargos por los cuales exaltar el yo y estamos también intentando usurpar la posición del Espíritu de Verdad? --{1LO7 8.3}

 Finalmente los emancipados hijos de Israel llegaron a los bordes de la tierra prometida. Y aunque ellos habían presenciado los grandes milagros a lo largo del camino, sin embargo no creyeron que Dios podía obtener la tierra para ellos. Ellos vieron como Él fue capaz de libertarlos de las ladrilleras de Faraón, de traerlos por tierra seca a través del mar para destruir a sus enemigos, darles alimento y agua en el desierto donde no había nada de que echar mano y con todo, no creyeron que Él era capaz de tomar la tierra para ellos y que podía terminar lo que había comenzado. --{1LO7 9.1}

Hay miles hoy día que virtualmente están haciendo lo mismo cuando dicen que “Isaías, capítulo 2; Miqueas, capítulo 4; Jeremías, capítulo 31 y Ezequiel, capítulos 36 y 37 nunca serán cumplidos.” Fueron los que ya eran de edad, los que deberían haber sabido mejor, que el balón empezaba a rodar cuesta abajo hacia la destrucción. La juventud, por supuesto, debe haber hecho eco a las murmuraciones de los ancianos, pero el Señor no tomó esto en cuenta en contra de ellos. Y para salvar a la juventud, Dios tuvo que sepultar a todos sus padres murmuradores, excepto los dos fieles, hombres de confianza que protestaron en contra del mal informe que dieron los otros diez espías. Noten que cada adulto que salió de Egipto, con excepción de Caleb y Josué, tuvieron que ser sepultados antes que los jóvenes pudieran cruzar el Jordán. ¿Por qué? porque aunque Dios los sacó con facilidad de Egipto, no pudo sacar a Egipto de ellos. ¿Aún se preguntará por qué el profeta Elías debe “volver el corazón de los padres a sus hijos, y el corazón de los hijos a los padres”? (Mal. 4:6). --{1LO7 9.2}

   --{1LO7 9.3}

 Los cristianos con frecuencia piensan que los israelitas eran muy malos e indisciplinados, pero después de tener sus experiencias para beneficiarnos de ellas, piensen ¡cuán peores seríamos si hacemos como ellos! Si no hacemos mejor que ellos, ¿cómo podemos esperar ser elegibles para el sello y para el Reino puesto que ellos no fueron elegibles? --{1LO7 10.1}

En la misma flor de la vida Moisés se consideró capaz para libertar a los hijos de Israel. Pero la Providencia le dijo: “Tú no estás apto para la obra. Ven acá y Yo te capacitaré.” Así Moisés salió. --{1LO7 10.2}

Moisés no necesitaba la educación de Faraón para hacer la obra de Dios. Era un impedimento para él. --{1LO7 10.3}

¿Por qué? –porque lo hizo autosuficiente e independiente de Dios. Tal persona habría sido adecuada para alejar al pueblo de Dios, lejos de Él y llevarlos al pecado, e inadecuada para guiarlos a Dios y alejarlos del pecado. --{1LO7 10.4}

¡Cuán cierta es entonces la declaración que se hace en Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, p. 76: “. . .Pocos serán los hombres grandes que tomarán parte en la obra solemne del fin. Son autosuficientes, se han independizado de Dios y Él no puede usarlos. El señor tiene siervos fieles, quienes se han de manifestar en la hora de zarandeo y prueba.” --{1LO7 10.5}

Dios puede ayudar sólo a aquellos que saben que son incapaces para la tarea. Aquellos que conocen que necesitan de su ayuda. Por consiguiente, los que piensan que pueden hacer maravillas son los mismos que nada pueden hacer, sino daño. --{1LO7 10.6}

Claramente, aquellos que Dios ha de usar en su obra final, en el tiempo del fin, no han de ser en nada parecidos al príncipe egipcio coronado, ni en nada parecidos al erudito Moisés. Los que puedan aprender como guardar y alimentar ovejas y obedecer órdenes, son los únicos que pueden ser enseñados como cuidar y alimentar al pueblo de Dios. --{1LO7 11.1}

La esposa de Moisés era la única etíope en toda la compañía. Por esta razón algunos pensaban que eran superiores a ella. Pensaban que era un pecado imperdonable que Moisés se hubiera casado con una mujer que no era de su nación, como si la raza tuviera que ver algo en hacer a un pueblo superior o inferior. María, la misma hermana de Moisés, cayó en ese pecado. Allí ella estaba tratando de romper los lazos de su familia, sin embargo Moisés oró por su recuperación cuando fue herida de lepra. --{1LO7 11.2}

¿Quiénes entraron a la tierra prometida? –todos, excepto los murmuradores. ¿Suponen que pueden alimentar el mismo espíritu de murmuración y de queja, y a pesar de esto recibir el sello? –¡qué pensamiento tan absurdo! Qué injusto hubiera sido para un Dios justo destruir a los desobedientes de aquel tiempo, y sin embargo salvar a los desobedientes de este tiempo. --{1LO7 11.3}

¿Qué fue lo que hizo a un grupo elegible para cruzar el Jordán? Fue que ellos confiaron en Dios sabiendo que Él era su Líder principal. Ellos reconocían a Moisés y a Josué como aquellos por medio de quienes Dios se comunicaba con ellos. No los consideraban ser otra cosa que lo que realmente eran. Estaban contentos con su suerte. Recibieron órdenes como les fueron dadas. Por eso fueron los que entraron en la tierra. --{1LO7 11.4}

 Teniendo estos ejemplos ante nosotros, este cuadro por el cual guiarse, puedo decir con certeza si estoy dirigiéndome al Reino o si estoy yendo a las entrañas de la tierra (Apoc. 12:16). Y estoy seguro de que ustedes también pueden decir en qué dirección están dirigiéndose. El Señor no requiere de nosotros más o menos que lo que Él requirió de nuestros tipos. Por lo tanto, no hay ningún misterio en cuanto a lo que debemos y no debemos hacer para recibir el sello de Dios. --{1LO7 12.1}

No necesitamos ir a la tierra de las maravillas, ni abrigar la idea de que debemos experimentar un sentimiento misterioso o alguna emoción excitante, no necesitamos bañarnos en el polvo o brincar hasta el techo. No, no necesitamos hacer de nosotros mismos unos necios. Todo lo que necesitamos hacer es ser nosotros mismos. Seamos tranquilos, decentes, respetables, como seres celestiales esforzándonos por cumplir la voluntad de Dios en la tierra como se hace en el cielo. No necesitamos hacer ostentación de nosotros mismos, pero si necesitamos ocuparnos en los negocios que Dios nos dio y guardarnos de entrometernos en los asuntos de los otros. --{1LO7 12.2}

Sólo cuando hemos hecho todo para cumplir con los requisitos del mensaje para hoy, no de ayer, seremos sellados para estar con el Cordero en el Monte de Sion. --{1LO7 12.3}

¿No debemos sentirnos felices de que mientras estamos siendo invitados al Reino, también se nos está diciendo como llegar allá? En vista de todas estas cosas, no debemos permitir nunca que nuestra confianza en Dios se desvanezca. Debemos ser estables, firmes en todo, sin faltarnos nada. Los siervos de Dios de la hora undécima, dice la Inspiración, han de ser “un pueblo grande y fuerte: semejante a él no lo hubo jamás, ni después de él lo habrá” (Joel 2:2). Saben lo que creen y creen lo que saben. Y lo más importante de todo, saben que son guiados por Dios y no por el hombre. --{1LO7 12.4}

  No son como los fariseos quienes construían monumentos en memoria de los profetas muertos (Mat. 23:29-31) y a la misma vez ¡mataban a los profetas vivos! Con esta luz iluminando nuestro sendero, Hebreos, capítulo 3, 4, 10 y 11 se explican a sí mismos. --{1LO7 13.1}

La Página Sagrada --{1LO7 14.1}

  --{1LO7 14.2}

Una gloria inunda la sagrada página, Majestuosa como el sol; --{1LO7 14.3}

Da una luz a cada edad, Da, pero no pide prestado nada. --{1LO7 14.4}

  --{1LO7 14.5}

El Espíritu respira por la palabra, Y trae la verdad para ver; --{1LO7 14.6}

Los preceptos y las promesas proporcionan Una luz que santifica. --{1LO7 14.7}

  --{1LO7 14.8}

La mano que la dio, todavía suministra La graciosa luz y calor; --{1LO7 14.9}

Sus verdades suben sobre las naciones, Suben, pero nunca caen. --{1LO7 14.10}

  --{1LO7 14.11}

Gracias sea por el eterno brillo, De cada despliegue luminoso; --{1LO7 14.12}

Hace que un mundo de obscuridad brille Con los rayos del día celestial. --{1LO7 14.13}

  --{1LO7 14.14}

– Wm. Cowper --{1LO7 14.15}