El año de Sus Redimidos - La Señal del Día de Venganza

EL AÑO DE SUS REDIMIDOS –

LA SEÑAL DEL DÍA DE LA VENGANZA --{1LO43 11.1}

Isaías 63 --{1LO43 11.2}

Texto de la Alocución por V. T. Houteff, Ministro de los Davidianos Adventistas del Séptimo Día --{1LO43 11.3}

El Sábado, 31 de mayo de 1947 Capilla del Monte Carmelo Waco, Texas --{1LO43 11.4}

Vamos a estudiar el capítulo 63 de Isaías. En este capítulo encontramos registrada una conversación profética entre tres personas: el profeta, el Señor y una persona viviendo en el tiempo en que la profecía de este capítulo se cumple. Los temas de la conversación son Edom, el Israel antiguo, su liberación de Egipto y la redención del pueblo en el tiempo en que esta escritura se cumple. La parte que más debe interesarnos, es conocer el tiempo. Para tener esta información leeré el versículo 16 “Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Señor, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre.” Isa. 63:16. --{1LO43 11.5}

Las palabras de la persona que está hablando por parte del pueblo que es traído cara a cara con la revelación de este capítulo, revelan que él y su pueblo son desconocidos para Abraham. Puesto que Abraham sabía bien del nacimiento del Israel antiguo, pero prácticamente no comprendió nada del surgimiento de los cristianos, por consiguiente, los cristianos deben ser el pueblo del cual él ignora. La Verdad entonces claramente se destaca que el capítulo encuentra su cumplimiento en la época cristiana. Para encontrar ahora si se trata de la primera o la última parte de la era cristiana, leamos los versículos 18 y 19 y también Isaías 64:10-11, ya que el tema del capítulo 64 es la continuación del capítulo 63. --{1LO43 11.6}

Por poco tiempo lo poseyó tu santo pueblo; nuestros enemigos han hollado tu santuario. Hemos venido a ser como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fue llamado tu nombre.” Isa. 63:18, 19. --{1LO43 12.1}

Tus santas ciudades están desiertas, Sion es un desierto, Jerusalén una soledad. La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida al fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas.” Isa. 64:10, 11. --{1LO43 12.2}

Aquí se ve que el anhelo del pueblo es la restauración del templo y recobrar la tierra prometida. Ahora, el hecho que el “templo” y la “tierra” están todavía en manos de los árabes y los judíos incrédulos (los que nunca fueron llamados por el nombre de Dios, nunca fueron llamados cristianos) es prueba positiva que los capítulos 63 y 64 tienen su cumplimiento en la última parte de la era cristiana, la parte en que el tiempo de los gentiles en la tierra prometida se cumple. Además, que estos capítulos nos son ahora revelados y también el hecho de que nuestro mensaje para este tiempo nos ha hecho clamar al Señor por tal liberación, significa que el tiempo del cumplimiento de la profecía de estos capítulos ya está aquí. --{1LO43 12.3}

Puesto que usted ahora positivamente sabe que estos capítulos son con respecto a usted y a mí, ahora si estamos listos para empezar el estudio de estos capítulos, versículo por versículo – --{1LO43 12.4}

Isa. 63:1 – “¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿Éste hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar.” --{1LO43 12.5}

El profeta vio en visión a alguien con vestidos manchados de sangre, volviendo rápidamente de Edom y Bosra. A la pregunta del profeta: ¿Quién es éste que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos?” vino la respuesta, “Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar.” --{1LO43 13.1}

¿Quién otro podría ser esta persona, sino el Señor mismo, el Salvador del mundo, el Poderoso para salvar? --{1LO43 13.2}

De nuevo el profeta preguntó: --{1LO43 13.3}

Isa. 63:2 – “¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar?” --{1LO43 13.4}

La respuesta a estas preguntas nos introduce a una serie de eventos solemnes, los eventos registrados en: --{1LO43 13.5}

Isa. 63:3-5 – “He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisaré con mi ira, y los hollaré con mi furor; y su sangre salpicará mis vestidos, y manchará todas mis ropas. Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado. Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira.” [Ver versión en Inglés] --{1LO43 13.6}

Las expresiones “He pisado yo solo el lagar,” “Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase,” (todo en tiempo pasado) muestra el celo y la determinación del Salvador por salvar a su pueblo engañado en su primer advenimiento, aunque no hubo ninguno con Él para ayudarle; es decir, todos los sacerdotes y dirigentes religiosos –la Conferencia General de su tiempo (el Sanedrín) estaban en contra de Él en lugar de ayudarle en su obra. Pero las declaraciones, “los pisaré con mi ira, y los hollaré con mi furor; y su sangre salpicará mis vestidos, y manchará todas mis ropas; porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado; miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira” (todo en tiempo futuro), muestran que la condición actual de la iglesia, no sólo es igualmente mala como en su primera venida, sino aun mucho peor. ¡Cuán cierto es que la historia se repite! Como el día de la venganza se acerca, los que deben sostener y ayudar la obra de redención, los ministros y dirigentes religiosos, el Sanedrín antitípico de hoy (la Conferencia General), se ven estar impidiendo –obstaculizando el esfuerzo del Señor para alcanzar al pueblo. De esta manera incurren en su desagrado y forzosamente se ciñe para liberar a su pueblo de las manos de pastores infieles. Ellos hacen que Él se manche sus vestidos con la sangre de ellos mientras los pisa en su furor. --{1LO43 13.7}

 “Aquí vemos que la iglesia, el santuario del Señor, era la primera en sentir los golpes de la ira de Dios. Los ancianos, aquellos a quienes Dios había brindado gran luz, que se habían destacado como guardianes de los intereses espirituales del pueblo, habían traicionado su cometido. Habían asumido la actitud de que no necesitamos esperar milagros ni la señalada manifestación del poder de Dios como en tiempos anteriores. Los tiempos han cambiado. Estas palabras fortalecen su incredulidad, y dicen: El Señor no hará bien ni mal. Es demasiado mise- ricordioso para castigar a su pueblo. Así el clamor de paz y seguridad es dado por hombres que no volverán a elevar la voz como trompeta para mostrar al pueblo de Dios sus transgresiones y a la casa de Jacob sus pecados. Estos perros mudos que no querían ladrar, son los que sienten la justa venganza de un Dios ofendido. Hombres, jóvenes y niñitos, todos perecen juntos.” –Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, pp. 75-76, 196. --{1LO43 14.1}

Y el apóstol Pedro añade: “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?” 1 Ped. 4:17, 18. --{1LO43 14.2}

Siendo que el pueblo actual de Dios no está en la tierra de Edom, al sur de Palestina, sino que está esparcido por toda la tierra, y puesto que el Señor ha de matar a todos sus enemigos a fin de librarlos de ellos, la verdad está bien clara: se tratan de Edom y Bosra antitípicos. --{1LO43 14.3}

Después que Esaú vendió su primogenitura por un plato de lentejas él fue llamado Edom; y el nombre de Bosra significa “redil.” Es claro entonces que los edomitas de Isa. 63:1 son los que en nuestro tiempo han vendido su primogenitura y quienes al mismo tiempo están persiguiendo (como Esaú a Jacob) a los que han comprado esa primogenitura, por así decirlo. Así es que como el pueblo de Dios tenía que ser liberado del Sanedrín en el tiempo de Cristo, él tiene que ser liberado de la Conferencia General, los hermanos edomitas antitípicos, para poder ser guiado a toda la Verdad y a la tierra de sus padres. --{1LO43 14.4}

La profecía de Ezequiel revela claramente que esta obra de purificación se lleva a cabo en la iglesia (Jerusalén), en el tiempo para separar los infieles de entre los fieles, el tiempo para destruir la “cizaña” (Mat. 13:30), para echar fuera el pez malo (Mat. 13:47-49), para purificar la iglesia (Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, p. 75), para purificar el minis- terio (Mal. 3:1-3); para limpiar el santuario (Dan. 8:14) –la obra del Juicio de los vivos. El Espíritu de Profecía en nuestro tiempo dice: --{1LO43 15.1}

“Pero los días de la purificación de la iglesia se aproximan velozmente. Dios se propone tener un pueblo puro y leal. En el gran zarandeo que pronto se llevará a cabo podremos medir más exactamente la fuerza de Israel. Las señales indican que el tiempo está cerca cuando el Señor revelará que tiene un aventador en su mano y limpiará con esmero su era. . . --{1LO43 15.2}

 Las palabras, “el día de la venganza está en mi corazón” y “el año de mis redimidos ha llegado,” claramente dicen que la obra extraña del Señor en Edom y Bosra, es el día de la venganza y una señal del regreso del Israel antitípico (la iglesia purificada) a la tierra natal. --{1LO43 16.1}

Isa. 63:7-10 – “De las misericordias del Señor haré memoria, de las alabanzas del Señor, conforme a todo lo que el Señor nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades. Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador. En toda angustia de ellos Él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad. Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo Espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y Él mismo peleó contra ellos.” --{1LO43 16.2}

El testimonio de esta persona revela que una transformación completa ha sucedido en él, que ha tenido una visión de la bondad del Señor, de su longanimidad y de su tierna misericordia –está convencida de que el Señor no dará por inocente al culpable. Por su testimonio se ve también que el Señor no es una persona cruel ni áspera que está buscando matar y destruir, sino que es bondadoso y misericordioso, paciente y justo y que Él es digno de ser alabado. Esta persona se esfuerza para probar esto a otros, llamando la atención al trato del Señor para con su pueblo antiguo, mostrando que por largo tiempo Él los toleró y que sólo por el bien de ellos Él los castiga –para traerlos de nuevo hacia Él y para sacarlos de la idolatría y de la ruina eterna. --{1LO43 16.3}

  --{1LO43 16.4}

 Además, la escritura muestra hoy que la necesidad de liberación es similar a la del tiempo de Moisés. --{1LO43 17.1}

Isa. 63:11-15 – “Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño? ¿Dónde el que puso en medio de él su Santo Espíritu, el que los guió por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que dividió las aguas delante de ellos, haciéndose así nombre perpetuo, el que los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran? El Espíritu del Señor los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso. Mira desde el cielo, y contempla desde tu santa y gloriosa morada. ¿Dónde está tu celo, y tu poder, la conmoción de tus entrañas y tus piedades para conmigo? ¿Se han estrechado?” --{1LO43 17.2}

Puesto que hay un clamor en la profecía por semejante liberación como en el tiempo de Moisés, los hechos son evidentes. La iglesia ha sido llevada cautiva y ahora necesita ser liberada. El Espíritu de Profecía advirtió sobre esto hace años: --{1LO43 17.3}

   --{1LO43 17.4}

  “La iglesia ha dejado de seguir a Cristo, su Guía, y con paso firme sigue su retiro hacia Egipto. Sin embargo, son pocos los que se alarman y asombran por su falta de poder espiritual. La duda, y aun el descreimiento de los testimonios del Espíritu de Dios, leudan la iglesia por todos lados. Así lo prefiere Satanás. Los ministros que predican el yo en lugar de Cristo lo prefieren así. Los testimonios no se leen, ni se aprecian. Dios os ha hablado. De su Palabra y de los testimonios, la luz ha brillado, y ambos han sido menospreciados y desatendidos. El resultado se ve claro en la falta entre nosotros de pureza, dedicación y fe fervorosa.” –Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, p. 201-202. --{1LO43 18.1}

Isa. 63:16, 17 – “Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora, e Israel no nos conoce; tú, oh Señor, eres nuestro padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre. ¿Por qué, oh Señor, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón a tu temor? Vuél- vete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad.” --{1LO43 18.2}

Los pueblos que están clamando por liberación son los que Abraham no conoció y a quienes el Israel de hoy (la Denominación), no reconoce. Esto es como fue expuesto al comienzo de nuestro estudio, Abraham no sabía de los cristianos y el pueblo que clama por liberación al cumplimiento de esta profecía, no es reconocido por el Israel antitípico (la Denominación) como tal. Así es que aunque Abra- ham no nos conoce y aunque la Denominación no nos reconozca, sin embargo sabemos que Dios nos ha dado un mensaje y que un cambio ha de efectuarse en nosotros; que ya no estamos satisfechos de nuestra tibieza y que ya no estamos inconscientes de nuestra miseria, pobreza, ceguedad y desnudez laodicense. Sabemos que esta es la obra de Dios en nuestros corazones, que verdaderamente estamos siendo “nacidos de nuevo,” nacidos por el Espíritu Santo que ahora somos mejores adventistas del séptimo día de lo que fuimos antes. Por lo tanto, podemos decir con confianza: Sin duda Tú eres nuestro Padre, nuestro Redentor, tu nombre es eterno, aunque nuestros hermanos constante y sarcásticamente nos han dicho, “No, ustedes no son adventistas del séptimo día.” --{1LO43 18.3}

 Isa. 63:18, 19 – “Por poco tiempo lo poseyó tu santo pueblo; nuestros enemigos han hollado tu santuario. Hemos venido a ser como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fue llamado tu nombre.” --{1LO43 19.1}

Cierto, nuestros antepasados estuvieron en la tierra y se gozaron del servicio del Santuario por un número de años, pero considerando que ellos habían de poseerla para siempre, la declaración: “Por poco tiempo lo poseyó tu santo pueblo,” del todo es verdad. Los árabes y los judíos inconversos que poseen ahora la tierra no son cristianos; ellos no son llamados por el nombre de Cristo, y nunca lo han sido. --{1LO43 19.2}

Isa. 63:17 – “¿Por qué, oh Señor, nos has hecho errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón a tu temor? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus de tu heredad.” --{1LO43 19.3}

Aquí está uno que reconoce que el pueblo de Dios está en error no siguiendo los caminos de Dios y que no le temen. Por lo tanto, la súplica del mensajero es que Dios vuelva a ellos y que no los abandone para siempre. --{1LO43 19.4}

La oración del capítulo 63 continúa por todo el capítulo 64 y da un buen ejemplo de lo que deberían ser nuestras súplicas en este mismísimo tiempo. Leamos todo el capítulo completo: --{1LO43 19.5}

Isa. 64:1-12 – “¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu presencia se escurriesen los montes, como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y las naciones temblasen a tu presencia! Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos, descendiste, fluyeron los montes delante de ti. --{1LO43 20.1}

“Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en Él espera. Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos perseverado por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos? --{1LO43 20.2}

“Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades. --{1LO43 20.3}

“Ahora pues, Señor, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros. No te enojes sobremanera, Señor, ni tengas perpetua memoria de la iniquidad; he aquí, mira ahora, pueblo tuyo somos todos nosotros. Tus santas ciudades están desiertas, Sion es un desierto, Jerusalén una soledad. La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual te alabaron nuestros padres, fue consumida al fuego; y todas nuestras cosas preciosas han sido destruidas. ¿Te estarás quieto, oh Señor, sobre estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?” --{1LO43 20.4}

 Ahora es nuestra oportunidad; ahora es nuestro privilegio de hacer esta súplica personalmente nuestra. Podemos ahora decir inteligentemente, Venga tu Reino, sea hecha tu voluntad en la tierra, así como es hecha en el cielo. Ahora podemos decir con todo nuestro corazón: “¿Cómo cantaremos cántico del Señor en tierra de extraños? Si me olvidare de ti, oh Jerusalén, pierda mi diestra su destreza. Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare; si no enalteciere a Jerusalén como preferente asunto de mi alegría. Oh Señor, recuerda contra los hijos de Edom el día de Jerusalén, cuando decían: arrasadla, arrasadla hasta los cimientos.” Sal. 137:4-7. --{1LO43 21.1}

Ahora que podemos ver claramente las señales y el tiempo de nuestra redención y el día de la venganza de Dios acercarse rápidamente en contra de los pecadores no arrepentidos, se nos urge prepararnos, gemir y clamar en contra de las abominaciones para recibir la marca de liberación para estar entre las primicias. Ahora podemos felizmente y con entendimiento buscar el Reino de los cielos y su justicia y con toda seguridad saber que todas las cosas materiales de la vida no deben predominar sobre las espirituales, que todas ellas nos serán añadidas (Mat. 6:25-34). Por lo tanto, el cielo espera que sin demora, definitiva y abiertamente tomemos nuestra posición sobre el lado de la Verdad. Ahora que el año de sus redimidos es venido, que las señales del día de la venganza están aquí, ahora es el momento oportuno para hacer nuestra decisión. No debemos demorarnos pues el Espíritu de toda Verdad dice: “Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, donde me tentaron vuestros padres; me probaron, y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: Siempre andan vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. ¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo Él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.” Heb. 3:7-19. --{1LO43 21.2}